LO QUE TODO EL MUNDO DEBERIA SABER SOBRE LAS DENUNCIAS DEL MALTRATO
MARIPOSA ISABELINA
Con este relato real, quiero contar, lo difícil que es dar el paso para denunciar a esa persona que pensabas, tu, que te quería y te defendería de todo, pero que con el tiempo y todos los rotos que te ha producido en tu vida, consigues reunir las fuerzas suficientes y la valentía necesaria, para denunciarlo y así pararle los pies.
Aquella noche conseguí salir corriendo de aquella casa, que se había convertido en un infierno para mis hijos y para mí. Llegué a la de mis padres, con el susto metido en el cuerpo y buscando protección para nosotros.
Desde aquel instante, hubo un acoso constante. El teléfono no paraba de sonar, las amenazas, a través de mensajes, eran continuas, exigencias por ver a sus hijos bajo sus incoherentes condiciones…Se aparecía cuando iba a por el pan, cuando llevaba a mis hijos al parque, donde menos te lo imaginaras, ahí hacía acto de presencia.
Un día, acompañé a mis hijos al cine, para que tuviéramos una velada feliz y así conseguir evadirnos de todas las preocupaciones. Al término de la película, salimos, divertidos, me dirigí a encender el móvil, encontrándome con más de treinta llamadas perdidas de él. Mis padres, al mismo tiempo, estaban cenando junto a unos amigos, cuando él apareció en el restaurante, increpandolos fuertemente. En ese instante, entre en el local, dándome cuenta desde la distancia que estaba fuera de sí, sabiendo de lo que era capaz de hacer, me acerque a él, intentando calmar la situación. Se revolvió hacia mí, insultándome y amenazándome delante de todos los clientes que estaban allí cenando. Llegó la policía, que había sido avisada por el propietario del establecimiento. Consiguieron separarlo de mí, lo tranquilizaron y lo condujeron hacia la calle para hablar con él.
Allí, desolada, me quedo junto a un policía, insinuándome que lo denuncie y comentándome que no debería consentir como me trata ni sus vejaciones.
Esa noche, no consigo dormir, mi cabeza no paraba de dar vueltas a las palabras que aquel policía me había dicho.
DENUNCIA. Siempre he sabido que tenía esa posibilidad, pero intentas no llegar a dar el paso, por miedo, vergüenza, por el qué dirán…
A la mañana siguiente, consigo hablar con mi abogada, recomendándome, también, que DENUNCIE, “ es la única salida que hay para pararle los pies”. Así que me arme de fuerzas y me encamine hacia la Comisaria de Policía a poner la DENUNCIA. Muerta de miedo y acompañada por mi hermana, comencé a relatarle aquellos hombres uniformados, todo el maltrato de aquel ser infame me había hecho durante un sin fin de años.
Al comienzo de mi declaración, aquellos hombres que me escuchaban, en sus caras se reflejaba un rasgo de incredulidad, sintiéndome impotente por no ser comprendida.
Seguí luchando con mi testimonio, ahondando, cada vez más, en detalles fuertes y fehacientes, hasta conseguir ser creíble para todos.
Fue uno de los peores momentos del proceso de denuncia, porque aunque sabes que estás siendo maltratada, intentas negarlo y dudas todo el tiempo, si lo haces bien o mal. Es una lucha interna entre tu cabeza y tu corazón.
Se celebró un juicio rápido, donde se pusieron unas medidas cautelares. El se conformó, no tenía más remedio, condenado a UN AÑO DE ORDEN DE ALEJAMIENTO.
Me sentí aliviada, por todo aquel proceso, ya que había conseguido un gran logro en mi vida, plantarle cara a ese hombre que se creía con el poder de hacer de mí lo que quisiera y todo el daño que se le ocurriera, para someterme a sus deseos.
Ahora sigo luchando, pero tengo un PODER muy importante, mi EMPODERAMIENTO, ante cualquier ataque innecesario a mi persona o seres queridos.
Es difícil dar el paso de denunciar, pero si te rodeas de gente que te ayude, serán tus muletas para caminar hacia la salida del MALTRATO.
¡YO LO HICE Y LO CONSEGUÍ!.
NO ESTAS SOLA
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