RELATO REAL SOBRE EL MALTRATO HACIA LA MUJER. MENTIRAS OSCURAS




 MENTIRAS OSCURAS





¡Siento que  me ahogo!, echándose la mano al cuello. Esas fueron las primeras palabras que dijo cuando la conocí. Recuerdo que mis lágrimas inundaban mis ojos, cuando comenzó a relatar todo lo que le había pasado en su vida. Los que estábamos allí, quedamos en silencio. El aire parecía cortado, no nos atrevíamos a hablar, ni siquiera a pestañear. Estábamos paralizados por toda la barbarie que estaba relatando…Cuando acabó, sólo llorábamos y la mirábamos con dolor, ella se sentía aliviada por todo lo descargado, que no la dejaba vivir.


Salí a la calle, cogí aire, respire aliviada y camine hacia mi casa con la mente puesta en ella, en su historia tan terrible. En aquellos instantes, solo deseaba protegerla, abrazarla, ayudarla, acompañarla,...






Ella no entendía qué era lo que la estaba volviendo loca. Porque su cabeza no funcionaba, sino que se encontraba en un limbo oscuro donde, por más que se esforzara en adentrarse, no conseguía nada, solo se topaba con un gran muro negro y vacío.


Me encontraba confundida. Llegué a dudar de mi propia percepción de la realidad. Todo mi mundo giraba alrededor de él.


Cuando comenzamos la relación, era un hombre simpático y con mucho carisma, un auténtico embaucador. Me captó tan solo, con su discurso fluido y convincente. Tenía una capacidad de persuasión que a cualquier oyente cautivaba, haciéndome caer rendida a sus pies. Lo que no me podía imaginar es que iba al MATADERO DERECHITA.

Me sentía muy afortunada de tenerlo en mi vida, era la pieza que me faltaba para ser perfecta.


Al principio, cuando  quedábamos con la familia o amigos, era el anfitrión perfecto. Íbamos a fiestas, comidas, eventos,... era el rey de las fiestas, todo era maravilloso. Conforme transcurría el tiempo, él fue cambiando. Muy sutilmente, iba eliminando de mi vida, todo lo que tuviera que ver con las relaciones, convenciéndome de que todos los que me rodeaban no me querían, solo él era el único que me quería de verdad, creandome una incertidumbre y dudando de mis propios pensamientos. Me iba a la cama con ansiedad, pues su verborrea era tan elocuente, que con un solo gesto te llevaba al pleno convencimiento, haciendo que tu mundo interior, se revolucionara para convertirse en su más fiel SUMISA.


La relación continuaba, pero cada paso que daba, me quitaba algo de confianza en mí , llegando a lograr que no pensara por mi misma, ya lo hacía ÉL por MI. Era su mecanismo de dominación. 


Era un mentiroso y difundidor de rumores.


 Un día que manteníamos una conversación, se me ocurrió contarle algo que me había enterado, a través de una amiga. Cuando concluí el relato me dijo “ estás inventándotelo”, yo seguí defendiendo mi historia, a lo que él decía “ eso no puede ser así”. Sabía perfectamente llevarme a su redil, confundiéndome y haciéndome inhibirme de todos mis pensamientos, cayendo en su juego de dominación perverso.


La primera vez que me pego, llego a casa del trabajo. Parecía excitado. ¡Tengo una sorpresa para ti!..., Portaba un ramo de flores, yo sonriente y sin esperarlo, recibí un puñetazo, estampándome contra el mueble del salón. No me acuerdo el motivo por el cual me golpeo, solo recuerdo que muy enfurecido me decía “mira lo que me has hecho hacer…” Llorando y en shock, le pedí perdón. El volviéndose hacia mí, comenzó a besarme y agarrarme fuertemente hacia él, hasta conseguir hacerme el amor. No sentía nada, me dejaba llevar, de esa manera no volvería a agredirme. Con  el tiempo me di cuenta que había sufrido una violanción.


Los golpes, moretones, sangre,... todo se curaba y desaparecía, pero las heridas psicológicas NO SE SANAN, duelen y se quedan como cicatrices en nuestro cerebro. EL MIEDO ERA MI ESTANDARTE.


Fui cayendo en una depresión, con ansiedad, baja autoestima, trastorno de estrés postraumático, llena de miedos hiperbolizados al peligro, tuve hasta pensamientos suicidas… 


Cuando nos encontrábamos con amigos siempre me desvalorizaba, llevándome al precipicio de la desesperación.


Y así en lo más íntimo de nuestro hogar, escondido de los ojos del mundo, me amenazaba, insultaba, gritaba, agredía, ignoraba y culpaba, por todos los actos cometidos que él mismo no toleraba, sintiéndose cada día más fuerte y yo más pequeña.


Me quedé vacía, llevandose todos mis sentimientos, mis decisiones, dejándome los miedos, las dudas, el ahogo ante cualquier paso que doy, frente a cualquier decisión… Se llevó mi belleza, mi apariencia, mi edad, ya no puedo mirarme ante el espejo, ¡no soy yo!...es otra mujer que no conozco y no me gusta…, por eso no la miro y la desprecio…


Me convertí en su MUÑECA, vacía, sin pensamientos ni recuerdos, sólo los que él me había grabado en mi memoria, cambiándome la personalidad y haciéndome sentir la culpable de todas sus frustraciones y de su propia infelicidad.


Y así rota de dolor, me encamine por el camino de la desesperanza, donde el vacío de mi alma era mi único compañero. Nada me llenaba, era como un zombi que tiene que seguir andando hasta el final de sus días.


Cierto es  que no te enteras de lo que va pasando. Vas caminando de la mano de esa persona  que crees que jamás te hará daño, dándole tu total confianza, entregando toda tu vida. Nunca piensas que se va a volver contra ti, por eso te sientes culpable de su infelicidad y solo quieres solucionarlo, dando por AMOR, todo lo que a él le haga sonreír.


Ya alejada de él, lucho por sobrevivir de todos mis miedos y desesperanzas, con ayuda de los que me rodean, esos que alejó a su conveniencia, aislándome, para así convertirse en mi único DIOS.


Sali de allí con un bloqueo mental y con el terror de una niña que no sabe caminar sola, teniendo todo un mundo nuevo por explorar y avanzar con la ayuda de los que te quieren, de verdad y AMÁNDOTE a ti misma para poder SUPERAR todo ese MALTRATO.






 Mariposa Rota


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